EL MODERNO CENTRO COMERCIAL VILLA INÉS
La naciente democracia venezolana florecía con mucho esplendor en el continente americano. Las grandes potencias mundiales veían en nuestro país un lugar seguro para fomentar un comercio internacional con el respaldo de la inmensidad de sus recursos naturales y su posición geográfica.
Maracaibo, Zulia, conocida mundialmente por el boom petrolero, despegó comercialmente y empezaron a llegar grandes inversiones que influyeron en la edificación de los llamados Centros Comerciales, y uno de ellos, muy moderno para la época, el Centro Comercial Villa Inés, inaugurado el 6 de octubre de 1959, entre las avenidas Bella Vista, con una salida espectacular con otro nivel a la San Martín.
Fue un arquitecto ecuatoriano contratado por la familia Colmenares quien diseño el novedoso proyecto en lo que fue el hato de la señora Inés Concepción de Contreras, de donde surge su denominación comercial. Fue edificado con una alta tecnología, con materiales sobredimensionados y un mundo de caprichos que lo convirtieron en la sensación del momento.
Para describir algunos aspectos sobresalientes de esta obra de ingeniería, es que cuenta con siete niveles y una rampa formidable por donde circula el aire fresco que logra capturar la arquitectura, estrategia muy bien pensada para apaciguar el intenso calor de nuestra ciudad. Las incidencias de los rayos solares marabinos fueron minimizados al máximo; cuenta también con amplios pasillos y variedad de jardines que han influido en la climatización de los ambientes. El atractivo principal de este centro de compras fue el inolvidable Cine Roxy, una de las salas de cine más modernas de Venezuela para la época, donde también se escenificaron grandes eventos de nuestra región.
Con todo lo expuesto, solo falta la unificación de criterio entre los propietarios e inquilinos, para que se produzca un relanzamiento de esta joya arquitectónica, con nuevas propuestas comerciales, como también la restauración e iluminación del mismo, además de emprender una campaña de publicidad y mercadeo, para así exaltar la belleza de sus espacios.
Por: Agustín Arteaga