''EL PADRE VÍLCHEZ'', POR JULIO FERNÁNDEZ
Este 30 de agosto, se cumplen diez años de la desaparición física del "Socio" Luis Guillermo Vílchez Soto. Pasan con rapidez los años pero el recuerdo de este magnánimo sacerdote permanecerá en la conciencia de miles de zulianos y venezolanos en general, por mucho tiempo. Había nacido en el año de 1924 en el desaparecido caserío "El Caimito" asiento de la Petroquímica "Ana María Campos" o "El Tablazo" como fue llamada en sus inicios. La enfermedad del Alzheimer entró en su mente y Dios, piadosamente, lo llamó a la eternidad.
Para asentar su presencia en la feligresía del municipio, en donde su sacerdocio se esparció con dignidad y decoro durante sesenta años, se acostumbra oficiar una Misa en la Iglesia del Santísimo Cristo de San Francisco o del Padre Vílchez como se le sigue conociendo. Como de costumbre se espera una multitudinaria asistencia a esta actividad litúrgica. Estarán presentes las máximas autoridades de la Iglesia Católica en el Zulia, párrocos, seglares y un público que no sólo derramará lágrimas sino que igualmente dará gracias al Señor por enviarle, en 1953, al delgado y polifacético Padre Vílchez para que guiase sus pasos durante una vida plena de gracia y de logros cristianos.
Monseñor Luis Guillermo Vílchez que recibió este honroso nombramiento durante el pontificado de Juan Pablo II, fue un ser múltiple: sacerdote, educador, deportista, gaitero y en todas estas actividades entregó su sabiduría, su cuerpo y su alma al servicio del prójimo. Su sencillez fue admirable.
Por: Julio Fernández, periodista y profesor de LUZ.