ELÍAS SÁNCHEZ RUBIO, POETA ZULIANO

El Zuliano Rajao



1927, el pueblo zuliano se reúne para despedir al periodista, escritor, poeta, crítico literario y conferenciante Elías Sánchez Rubio, autor de la famosa novela Irama.

Siendo niño viaja a Curazao y Trinidad para cursar estudios, pasando luego a Valera, donde en 1895 escribe su primer cuento. En 1899 se traslada a Cartagena, Barranquilla y posteriormente a La Guajira, donde vive sus primeros amores juveniles que plasmara en su novela Irama. En 1900 viaja a Caracas por un corto tiempo, regresando a Maracaibo para formar parte del grupo Ariel, que proclama la adhesión del Modernismo al lado de Jesús Semprúm, Emiliano Hernández, Rogelio Illaramendi, J.A. Butrón Olivares, entre otros, siendo además, colaborador y director del periódico del mismo nombre, publicando sus primeros cuentos y poemas.

El poeta Sánchez Rubio fue secretario de la Junta Coadyuvadora de la Sociedad Pérez Bonalde, filial zuliana de la central caraqueña; cumplió labores como periodista editorialista de Los Ecos del Zulia hasta 1918, cuando pasa a dirigir el bisemanario El Correo del Zulia. En 1919 fue redactor de Alma Latina, mientras colaboraba con Orto y Fulgores. En 1921, como homenaje al Centenario de la adhesión de Maracaibo a la causa de la Independencia, el Ejecutivo del Zulia publica su famosa novela Irama.

En la actividad política fue miembro suplente del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo y diputado principal por el distrito Páez a la Asamblea Legislativa del Zulia, además de haber sido su presidente. Fue redactor del diario Panorama, donde escribió sus crónicas costumbristas.

El poeta Elías Sánchez Rubio, nacido en Santa Rosa de Agua, murió como vivió, leyendo un poema de Amado Nervo. En su honor, un liceo de Maracaibo y una parroquia del municipio Guajira del estado Zulia llevan su nombre.


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.