LOS 100 AÑOS DE ''EL PADRE VÍLCHEZ''
1924, nace en el desaparecido pueblo de El Caimito, hoy, municipio Miranda, Zulia, el inolvidable Luis Guillermo Vílchez Soto. Sus estudios de primaria y educación media los realiza en las pocas instituciones educativas que habían en su pueblo natal. El 27 de marzo de 1937, ingresa al Seminario Diocesano de Maracaibo, y el 25 de septiembre de 1941, al Seminario Interdiocesano de Caracas.
En la Catedral de Maracaibo fue ordenado sacerdote por monseñor Marcos Sergio Godoy, el 5 de diciembre de 1948, y oficia su primera misa en la iglesia de Los Puertos de Altagracia el 26 de diciembre de ese mismo año. Su brillante apostolado lo comienza en Isla de Toas, hoy, municipio insular Almirante Padilla, Zulia, donde se gana el amor y la admiración de toda la feligresía, además, fue allí donde inicia sus actividades musicales y deportivas.
En 1953 es designado Cura Párroco de la Iglesia del Santísimo Cristo, único templo católico que existía en la parroquia San Francisco de Maracaibo. Después de ser recibido por el sacerdote saliente, Ángel Ríos Carvajal, y de otras personalidades de San Francisco, el presbítero Vílchez se arrodilló frente al altar de la iglesia y pidió a Dios poder llevar con gran éxito la obra misionera que desde ese momento le tocaría cumplir en su nueva parroquia.
"El Curita" o "El Socio", como también era conocido, congregó a la juventud en el Frente Juvenil de San Francisco, creó los periódicos Lumbre y El Municipal, el programa radial Juventud en Marcha, que era transmitido por la emisora católica La Voz de la Fe 580 AM; fundó el Liceo San Francisco, mejor conocido por todos como "El Liceo del Padre Vílchez"; y formó los conjuntos gaiteros San Francisco, Los Zagalines, Los Zagales y Las Espiguitas del Padre Vílchez. Fue él quien logró que se llevara a cabo la construcción de la llamada "Basílica Menor" de San Francisco, que hoy es uno de los símbolos más emblemáticos de ese municipio zuliano.
Monseñor Luis Guillermo Vílchez falleció el 30 de agosto de 2013, a causa de un paro respiratorio, además, padecía de la enfermedad de Alzheimer. Hoy, celebramos los 100 años de su natalicio y lo recordamos como un luchador incansable, promotor cultural, un ser muy especial que bañó de alegría las aguas y fértiles tierras sanfranciscanas, con sus hermosas melodías religiosas y tradicionales.
Por: Agustín Arteaga