LUIS ANTONIO ESCARAY GUILLÉN, GAITERO

El Zuliano Rajao



1961, nace en el Hospital Universitario de Maracaibo, Zulia, Luis Antonio Escaray Guillén, ciudadano de trascendencia en nuestro género musical tradicional conocido como gaita de furro, y quien debuta en los escenarios gaiteros a la corta edad de 13 años con la agrupación Nueva Era de Las Morochas, su pueblo querido en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo.

Integra varios grupos gaiteros, gana festivales interliceístas e incursiona en la música bailable zuliana con varias agrupaciones. Regresa a la gaita por la puerta grande, ingresando en 1990 a Rincón Morales, "El Coloso de Cantares", donde graba junto al parrandero Ender Fuenmayor, La meneá.

Luego, prueba suerte con los Cardenales del Éxito y Pillopo; con este último se dio a conocer como cantautor con la obra musical No mojo pero empapo, donde compartió autoría con Neguito Borjas, y que más adelante, el mismo Escaray versionó en su voz con el grupo de guaracha zuliana Gran Caribe.

En 1995 ingresa a Venezuela Habla Gaiteando, VHG, y se gana todos los premios con Conciencia, Gaita del Año 1995, de su autoría, acompañado de Nancy de Fernández y la siempre pequeña Andreína Carrizo. Posteriormente, vienen otros éxitos, como: Ultraje, con Gustavo Aguado; Por allí se va la patria, con la participación del locutor Renny Ottolina; 90-60-90, al lado de Carlos Méndez; Primero es mi gaita, donde exigió el premio La Orquídea para la gaita zuliana; La chupa chupa, La voy a tocar a pie, Déjala que agarre el golpe, Alma zuliana, entre otros éxitos y legítimas Gaitas del Año.

Desde la Costa Oriental del Lago, Luis Escaray enfrentó con humildad, pero con talento y gallardía, a los radiodifusores vinculados con los gaiteros de Maracaibo, que quisieron cerrarle las puertas, pero la maldad no pudo con él, y logró convertirse en el más importante gaitero del siglo XXI, quien nos dejó el "Estilo Escaray", legado que han continuado hasta sus propios adversarios.


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.